Entró en mi cartera en octubre de 2023, en la zona de 3 €, como una apuesta deliberada por un laboratorio con historia, estabilidad operativa y un perfil de riesgo muy distinto al de las biotecnológicas binarias. La idea no era buscar un pelotazo puntual, sino incorporar a la cartera un activo capaz de combinar consistencia en resultados con una retribución al accionista que, con el tiempo, pesara en la rentabilidad total.
Lo que ha ocurrido desde entonces es que FAES no solo ha cumplido ese papel, sino que ha sorprendido positivamente: los últimos ejercicios han mostrado crecimientos relevantes en beneficio e ingresos, apoyados en un negocio diversificado que va más allá de unos pocos productos estrella. Esa capacidad de seguir ampliando la base de resultados refuerza la sensación de estar ante un laboratorio maduro que, sin grandes estridencias, continúa generando valor año tras año.
En paralelo, la política de dividendo se ha consolidado como uno de los pilares de la tesis. Con una rentabilidad por dividendo en torno al 3% sobre precios recientes y un pay-out que rota alrededor de la mitad del beneficio, el flujo de caja hacia el accionista es suficiente para que la acción se justifique en una estrategia de “comprar y dejar trabajar”, sin necesidad de movimientos tácticos constantes. Aquí el dividendo no es un complemento cosmético, sino una parte central del retorno esperado.
La fuerte revalorización desde tu precio de entrada introduce, inevitablemente, la tentación de recoger beneficios, más aún en un entorno donde muchas compañías del continuo han tenido trayectorias irregulares. Sin embargo, el binomio entre un negocio que sigue ejecutando, una generación de caja sólida y una retribución estable hace que reducir en exceso la posición pueda significar renunciar a una fuente de rentabilidad calmada y predecible dentro de la cartera.
Por eso, a pesar de las dudas puntuales sobre si consolidar ganancias, la decisión de mantener FAES se sostiene en algo más que la inercia: el valor sigue haciendo exactamente aquello para lo que fue comprado. Mientras el laboratorio conserve su disciplina en resultados y dividendo, la posición no es solo una historia de revalorización pasada, sino una pieza coherente de una estrategia que combina crecimiento moderado con cobros recurrentes.

