La historia entre Mapfre y Edward Lloyd fue breve y sin demasiada intensidad. En cambio, dejó su corazón con un eco imborrable.
En los comienzos de su andadura por las finanzas personales, Edward quiso apostar por $MAP (+0,99 %) . Una compañía sólida, generosa con sus accionistas y con un plan estratégico ambicioso no podía dejarse pasar. Pero Edward comenzó a labrar su camino tarde, muy tarde. Y para cuando su estrategia de DCA daba sus primeros pasos, la aseguradora mostró al mundo unos magníficos resultados y un ya recurrente anuncio de jugosos dividendos.
La acción se disparó, como ya ha ocurrido en otras ocasiones. Y Edward temió que ese fuego apasionado le convirtiera en cenizas. Mapfre no sabía moverse en tan altas esferas de cotización y ambos lo sabían. Lo mejor, era separar sus caminos.
Y ahora espera, como aquel marino en el muelle de San Blas. Porque su amada Mapfre volverá a la senda de los 2,5€. No porque valga poco, pues lo vale todo, sino porque vale mucho más de lo que especuladores y chupasangres están pagando por su cariño.
Te esperará lo que haga falta. Tras estos resultados financieros o tras los siguientes. Y cuando vuelvas, te querrá como te mereces para que seas su principal posición.
Siempre tuyo.
Eddy
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The story between Mapfre and Edward Lloyd was brief and lacked much intensity. Yet, it left his heart with an indelible echo.
At the beginning of his journey into personal finance, Edward wanted to bet on $MAP. A solid company, generous to its shareholders, and with an ambitious strategic plan couldn’t be overlooked. But Edward began his path late—far too late. And by the time his DCA strategy was taking its first steps, the insurer unveiled excellent results and, once again, announced juicy dividends.
The stock soared, as it had done before. And Edward feared that such a passionate flame would turn him to ashes. Mapfre didn’t know how to move in such lofty price spheres—and they both knew it. The best thing was to go their separate ways.
And now he waits, like that sailor on the pier of San Blas. Because his beloved Mapfre will return to the €2.5 path. Not because it’s worth little—for it is worth everything—but because it’s worth far more than what speculators and leeches are paying for its affection.
He’ll wait as long as it takes. After these financial results, or the next. And when you come back, he’ll love you as you deserve—to become his main position.
Forever yours,
Eddy
