Cuando pensamos en gigantes tecnológicos solemos mirar an $AAPL (-0,02 %), $NVDA (-0,14 %) o $MSFT (+0,14 %). Pero detrás de todos ellos hay una empresa clave, sin la cual nada de esto existiría: $ASML (-1,39 %)
Esta compañía neerlandesa es la única en el mundo capaz de fabricar máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV), tecnología esencial para producir los microchips más avanzados del planeta.
Hablamos de un negocio con un moat casi impenetrable: cada máquina cuesta más de 150 millones de dólares y puede tardar meses en producirse. Los clientes son nombres que todos conocemos: TSMC, Intel o Samsung. Sin ASML, la inteligencia artificial, los smartphones de última generación o los coches eléctricos simplemente no podrían desarrollarse al nivel que hoy conocemos.
Lo fascinante de ASML es que no compite en precio, compite en innovación. Sus márgenes son altísimos porque ofrece algo que nadie más puede entregar. Además, la demanda de chips solo crece: inteligencia artificial, 5G, cloud computing, realidad aumentada… cada una de estas tendencias necesita más transistores, más potencia y más eficiencia.
Invertir en ASML es, en cierto modo, invertir en el futuro de la humanidad digital. No es una compañía perfecta (alta dependencia de pocos clientes y tensiones geopolíticas con China), pero sí una pieza estratégica y prácticamente insustituible en la cadena global.
📈 En mi opinión, ASML no es solo una acción más: es la columna vertebral de la innovación tecnológica mundial.
